Cuídate de generalizar sobre finanzas personales

Cuídate de generalizar sobre finanzas personales

La parte más importante de las finanzas personales es que son eso, personales. Esto quiere decir que aunque existen principios básicos que son importantes conocer, los mismos deben ser aplicados a nuestra situación particular y deben adaptarse a nuestros objetivos y necesidades.

Por ejemplo, muchas personas me preguntan qué porcentaje del ingreso es el que se sugiere gastar en comida o en diversiones. ¿15%? ¿20%? Cabe preguntarse, ¿eso es mucho o es poco?

La verdad es que depende. Si eres una persona soltera, sin hijos y además tienes un ingreso alto, gastarte la tercera parte de lo que ganas en el supermercado puede resultar excesivo. Pero si eres padre de una familia de seis, quizá no tengas otra opción.

Pero además hay que pensar en otras cosas. ¿Qué tal si esa persona soltera es un cocinero entusiasta y le gusta comprar productos de primera calidad, para prepararlos durante sus fines de semana y degustarlos con sus amigos? Si es algo que disfruta hacer y lo puede pagar sin problemas y sin poner en jaque otras de sus metas financieras (como su ahorro para el retiro), ¿estamos hablando de un gasto excesivo?

Sin embargo no es así, el dinero es un medio para alcanzar nuestros objetivos de vida, para lograr aquello que es más importante para nosotros.

Si consideramos ciertas investigaciones serias, se podrá dar cuenta de que la gente promedio en Estados Unidos se gasta entre 9 y 12% de su ingreso en comida. Sin embargo, las cifras varían mucho dependiendo del nivel de ingreso. Además, esas mismas encuestas reconocen que es mucho menos que lo que las personas, en otros países, suelen gastar en el mismo rubro.

Hay “expertos” en ese país, que recomiendan que uno destine 14% de su presupuesto mensual en comida, otros se aproximan más a 20 por ciento. El problema, como he mencionado, es que la realidad es muy distinta para toda la gente y esos son porcentajes que a mí me suenan muy arbitrarios.

Si uno trata de hacerles caso y trata de hacer un presupuesto que se ajuste a esos números arbitrarios, lo más probable es que uno se sienta mal de no poder lograrlo. Es una de las razones por las cuales la gente no hace un plan de gastos que, como hemos hablado, es sumamente importante para tomar el control de nuestro dinero.

No hay fórmulas mágicas

Así como éste, hay muchas otras generalizaciones establecidas que a veces la gente quiere seguir ciegamente como, por ejemplo, el presupuesto 50/20/30.

La idea detrás de él no es mala: se trata de destinar la mitad de nuestro dinero a gastos esenciales, 20% a nuestras prioridades (por ejemplo, ahorro para el retiro, fondo para emergencias) y 30% restante para decisiones con respecto a nuestro estilo de vida. Hay toda una filosofía detrás de esta regla, la cual es interesante conocer.

Pero, ¿qué pasa si uno tiene una hipoteca y se gasta 30% de su ingreso sólo en este rubro? Eso es un gasto esencial (no podemos dejar de pagarla). La presencia de ese crédito implicaría que queda muy poco espacio para los demás gastos imprescindibles, como la comida, los servicios o los gastos de transporte.

Hablar de 20% para las prioridades suena muy bien, pero si el ingreso familiar es muy limitado, como sucede en México, o si las personas tienen deudas con tarjetas de crédito (que disminuyen la capacidad de ahorro), seguramente será imposible destinar este porcentaje.

Este presupuesto está basado en toda una filosofía, en conceptos que son muy válidos, pero es sólo una posible aplicación de ellos. Es útil para algunas personas que tienen cierto nivel de ingreso, pero no para todas sin duda alguna.

Por ello,cuando leas reglas que impliquen generalizaciones sobre finanzas personales, ten mucho cuidado y utiliza tu criterio. En muchos artículos ni siquiera se nos explica por qué, simplemente se dice “los expertos recomiendan gastar entre 5 y 10% de tu ingreso en diversiones”. ¿Por qué ese porcentaje y no otro? ¿Eso significa que está mal si gastas menos o más en ese rubro? No necesariamente; depende de tu situación financiera, de tu nivel de ingreso, de tus objetivos y de muchas otras cosas. Porque las finanzas personales son, repito, personales.

 

Fuente: El Economista.

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